Oración

¿Por qué es tan difícil orar?

Tim Downs

o también conocido como: Usa tus armas superiores

En una escena de Raiders of the Lost Ark ("Los Cazadores del Arca Perdida"), Indiana Jones corre por una calle y, al doblar una esquina, se encuentra cara a cara con un espadachín árabe. ¿Recuerdas al tipo? Hábilmente brandía su espada. Indiana Jones simplemente pone los ojos en blanco, saca su revólver y... ¡boom! Fin del espadachín.

¿Sabías que esa escena no estaba planeada en el guion original? Habían coreografiado una increíble pelea de espadas. Como una broma, Harrison Ford usó la pistola; la sacó y disparó, y el actor que interpretaba al espadachín siguió el juego. Al productor le gustó tanto la escena que decidió dejarla en la película.

Me gusta esa escena porque representa la vida cristiana. Algo que parece amenazante puede ser neutralizado con un arma superior.

En la Biblia, la oración se describe como nuestra arma divina y poderosamente única. Considera algunas de las cosas que, según la Biblia, solo la oración puede lograr: cambiar la realidad, sanar a los enfermos, y controlar las fuerzas de la naturaleza. La oración ha traído de vuelta a los muertos. Nos mantiene alerta, sobrios, nos guarda de la tentación y libera nuestros miedos y frustraciones. Quizás lo más significativo es que la oración puede herir al enemigo, restringiendo su actividad y recuperando cautivos de su campamento.

También me gusta la escena de Indiana Jones porque describe la realidad. No es como las viejas películas de vaqueros donde los buenos y los malos se disparan, y cuando se quedan sin balas, tiran sus armas y pelean cuerpo a cuerpo. Eso no es real.

En el mundo en el que vivo, si tienes un arma superior, la usas. Tenemos un arma superior, pero no siempre la utilizamos. Podemos comunicarnos con nuestro Creador, pero no lo hacemos. No oramos. ¿Por qué? Simplemente porque orar es difícil. ¿Por qué? Permíteme darte algunas razones.

¿Por qué es difícil orar?

1. Es extraño

Una vez, en un restaurante con un grupo de amigos, decidimos dar gracias antes de comer. Como estábamos en medio del restaurante, dije: "¿Por qué no damos gracias individualmente hoy?" Así que inclinamos nuestras cabezas, cerramos los ojos y empezamos a orar. Mi oración no es solo un "Gracias por la comida, amén." Me toma un minuto, al igual que a mis amigos.

En medio de nuestra oración, el mesero se acercó y preguntó: "¿Qué pasa?" Durante todo un minuto, caminó alrededor de la mesa preguntando: "¿Qué pasa? ¿Qué pasa?"

A veces olvidamos que el clima en el que vivimos está en contra de la oración. Parece un acto de desesperación o algo que se usa como sedante, pero no como un estilo de vida. Es extraño.

2. Es una disciplina

Seamos honestos: nos falta disciplina. Algunos escritores describen la oración como si fuera una experiencia extática, como si cada vez que oran, los ángeles descendieran sobre ellos. Pero no es así para mí. ¿Lo es para ti? Estoy empezando a creer que algunas personas, no importa lo que hagan, siempre tienen ángeles descendiendo sobre ellos.

Conozco cristianos que ya no oran porque fue una decepción para ellos. Su experiencia no fue lo que esperaban. Pero la realidad es esta: debes perseguir la oración primero como una disciplina, no como una experiencia.

3. Es difícil concentrarse

¿Te cuesta prestar atención al orar? Espero no ser el único. Admito que, para mí, enfocarme en seres invisibles y sin forma puede ser complicado. Hay momentos en los que siento que tal vez estoy hablando con el techo.

4. Hay cosas más atractivas que hacer

Francamente, hay actividades más entretenidas, y otras ocupaciones claman más fuerte por nuestra atención. La mayoría de nosotros tenemos prisa por hacer cosas porque es más satisfactorio tachar elementos de una lista que pasar tiempo en oración.

5. Parece innecesario

A veces pensamos que podemos lograr más por nuestra cuenta. Una vez, un famoso general británico dijo: "He notado que en la batalla, Dios siempre parece estar del lado del ejército con la artillería más pesada." Hay momentos en la vida en los que olvidamos orar, y el evento sale bien. Esto nos lleva a pensar que tal vez la oración no es tan crucial como creemos.

6. Es un fracaso universal

En Juan 8, cuando llevaron a una mujer sorprendida en adulterio ante Jesús, Él dijo: "El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra." De manera similar, podría haber dicho: "El que tenga una vida de oración impecable, que tire la primera piedra." Nadie lo haría.

¿Qué necesitamos?

La oración, a menudo, es malentendida. Nos preguntamos: "¿Qué es orar? ¿Qué debo hacer primero?" Esto lleva a que la oración sea vista como frustrante, desalentadora o incluso imposible.

Jesús, en el Sermón del Monte, nos da una lección breve sobre la oración. En Mateo 6:5-13, encontramos tres cualidades de la oración:

  1. Orar en privado. (Mateo 6:5-6)
  2. Orar genuinamente, con sinceridad y reverencia. (Mateo 6:7-8)
  3. Orar con variedad. (Mateo 6:9-13)

La oración, como nos enseñó el Señor, puede mejorar nuestra vida de oración y ayudarnos a usar nuestra arma superior. La oración nos da acceso a recursos de Dios –físicos, espirituales, mentales y emocionales– que de otro modo no tendríamos.

Edward MacHenry Baumn, un capellán de la Guerra Civil, era conocido entre sus hombres porque todos los días se levantaba a las 4 a.m. y oraba hasta las 7 a.m. Una vez escribió:

"Toda la fuerza de las Escrituras está destinada a aumentar nuestra fe en la doctrina de que la oración afecta a Dios. Asegura favores de Dios que no se pueden obtener de otra manera y que no serán concedidos si no oramos."

La oración es difícil, pero es gratificante.

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