Una de las etapas que me salté en la vida fue enfrentar una crisis existencial ya cerca de terminar la universidad, para poder definir a lo que me quería dedicar o qué quería hacer con mi vida.
Este milagro ocurrió en mi vida ya que, desde el principio de la universidad, me dediqué a trabajar, y eso dio una dirección muy clara de hacia dónde me dirigía y qué era lo que realmente quería hacer al salir de la universidad.
No lo menciono para presumírtelo, sino porque, durante ese camino, me di cuenta de que otros compañeros de la universidad no compartían la misma seguridad que yo sobre lo que querían hacer con sus vidas.
Así que, durante ese tiempo, en el que ya sabía lo que quería hacer, me dediqué a ayudar a otros a descubrir cómo podían identificar las cosas a las que se querían dedicar, y, por fin, resolver esa pregunta que te haces de pequeño: ¿qué quiero hacer de grande?
La vida universitaria está llena de desafíos y decisiones importantes que afectarán tu futuro. Desde la elección de tu carrera hasta la planificación de tus próximos pasos después de la graduación, es crucial tener una visión clara de lo que quieres lograr y cómo llegar allí.
Espero que este artículo te ayude:
Aquí hay cinco pasos para ayudarte en el camino:
Sé que probablemente en este punto podrías pensar: "¿Cómo es posible que este sea un consejo real si justamente me he preparado todo este tiempo para que las cosas salgan bien?".
Hoy más que nunca, el mundo a nuestro alrededor y los medios que consumimos nos ponen en una posición donde se supone que debemos adoptar ciertas expectativas que se colocan sobre nosotros, expectativas que realmente nadie debería obligarnos a cumplir.
Muchas veces, estas expectativas se convierten en una carga pesada, estresante y desgastante, que puede llevar a las personas a lugares muy oscuros, con el fin de pretender vivir vidas que son insostenibles.
Piensa un poco en las generaciones pasadas. Por muchos años, nuestros padres, abuelos y sus padres trabajaron haciendo lo mismo, sin considerar muchas de las cosas que nosotros evaluamos para integrarnos a la vida laboral.
Ellos no eran su trabajo, pero trabajaban de manera responsable para mantener a sus familias. Eso no demerita o hace menos honrosa la tarea que desempeñaron por años.
Nuestra identidad no debería estar determinada por aquello a lo que nos vamos a dedicar o aquello que estudiamos. Esta identidad debería ir mucho más allá del papel que jugamos como parte de la fuerza productiva del país en el que vivimos.
Quizás ha pasado tiempo, o tal vez nunca has experimentado algo así. Te invito a pensar y agradecer por todo lo que te rodea en este momento: sea la carrera que estés terminando, las personas a tu alrededor, aquellos que han mostrado amor en tu vida, y las cosas que puedes disfrutar hoy, como una buena comida, una salida al cine con amigos o simplemente despertar y agradecer por hacerlo.
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