La oración es mi camino hacia la intimidad con Dios. Necesito leer consistentemente la verdad sobre su amor por mí en su Palabra y envolver esa verdad en mi vida a través de la oración. Él escucha, consuela, guía e interviene en las diversas luchas de mi vida. Max Lucado expresa bien esta realidad: “Puedes hablar con Dios porque Dios escucha. Tu voz importa en el cielo. Él te toma muy en serio. Cuando entras en su presencia, los asistentes se vuelven hacia ti para escuchar tu voz. No hay necesidad de temer que serás ignorado. Incluso si tartamudeas o tropiezas, incluso si lo que tienes que decir no impresiona a nadie, impresiona a Dios—y Él escucha. Atentamente. Cuidadosamente.
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