Vamos a hablar de la tentación. Y me refiero a la tentación con "T" mayúscula, y no “t” minúscula. Me refiero a la tentación siempre presente del sexo, las mujeres sexys y las imágenes sexys, a la que las palabras de Santiago son muy aplicables:
Que nadie, al ser tentado, diga: “Es Dios quien me tienta.” Porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni tampoco tienta él a nadie. Todo lo contrario, cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen. Luego, cuando el deseo ha concebido, engendra el pecado; y el pecado, una vez que ha sido consumado, da a luz la muerte (Santiago 1:13-15).
Satanás no tiene la culpa de cada pensamiento o deseo tentador que pasa por nuestra mente, aunque es muy activo en esta batalla. Las tentaciones también provienen de nuestra propia lujuria desmedida y de nuestros impulsos sexuales desenfrenados. Nunca, nunca, vienen de Dios. Desde un punto de vista estrictamente pragmático, los recursos de Satanás no son ilimitados. A diferencia de Dios, no puede estar en todas partes, ni falta que le hace. En cuanto a las incitaciones diarias a la inmoralidad sexual, nosotros mismos hacemos un buen trabajo, muchas gracias.
En Efesios 6:11, se nos dice que debemos “ponernos toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo.” La palabra que usan en griego para "artimañas" es noemata, de la raíz noema, que significa "mente o pensamiento". Curiosamente, es la raíz de la palabra "lazo" (como en "¡Ata a ese vaquero!"). La palabra ilustra que los planes de Satanás están bien concebidos y apuntan a nuestras mentes.
Además, vemos en Efesios 6:11 que estamos en una batalla muy real. Estamos en guerra. Nadie lucha y gana una batalla solo (excepto Nicolas Cage o Liam Neeson en una película de Hollywood). Necesitarás un par de hombres de confianza en tu vida para luchar a tu lado. Como veremos a lo largo de esta lección y las lecciones por venir, gran parte de esta batalla trata de aprender nuevas formas de responder, en lugar de reaccionar, a las situaciones en la vida. Esta lucha es mucho más que pecado sexual o lujuria. Esta lucha se trata de aprender a lidiar con nuestro estrés y dolor pasado de maneras saludables en el contexto de una comunidad.
En lo que se refiere a nuestra tentación, los esfuerzos de Satanás suelen limitarse a los momentos más estratégicos y a los métodos más estratégicos. Nunca dispara balas a ciegas, y una persona activamente comprometida, o pasivamente resignada, a una vida de impureza sexual no necesita un entrenador personal.
Para aquellos que persiguen la pureza sexual (por lo general un público objetivo pequeño), lo que notarán es una dimensión claramente demoníaca en su atracción hacia el sexo y la pornografía en coyunturas críticas - puntos estratégicos de influencia. Una de esas coyunturas es la trampa inicial o el señuelo que te involucró en primer lugar: una ventana emergente en la computadora, una niña en la escuela primaria sin moral, la exposición a una película sexual explícita o un abuso sexual en la infancia. Todas estas incidencias son obra de Satanás, y no hay nada "accidental" en ellas. Son momentos de compromiso altamente aprovechados.
El pornógrafo infantil conocido como el "Flautista del Porno" (llamado así por el personaje de cuento infantil, el Flautista de Hamelín) ha sido capturado y detenido recientemente. Su ingenioso método o estrategia para exponer a los niños pequeños a la pornografía consistía en crear sitios web pornográficos con nombres como "bobelconstruector.com" (la "e" mal escrita despues de la "u" era intencionada, ya que un niño podría escribirla mal). Este engaño es el ingenio del enemigo. Una vez que la gente está enganchada, su trabajo está prácticamente hecho, y ha pasado a la siguiente víctima.
Pero para ti, eso es agua pasada, o aguas residuales, según el caso. Te encuentras en una coyuntura diferente: un hombre que ahora intenta vivir en pureza sexual. Esta decisión de buscar la pureza es otro punto estratégico. Como tal, puedes esperar el regreso de un componente demoníaco: la tentación con "T" mayúscula. El enemigo odia la idea de que comiences a luchar proactivamente esta batalla y ayudes a otros hombres a encontrar la libertad.
El apóstol Pablo habla de esa tentación con mayúscula en Efesios 6:13-14: “Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza.”
En el Antiguo Testamento de la Biblia, encontramos el libro de Nehemías. El personaje principal del libro, Nehemías, recibe el encargo de reconstruir el muro destruido de Jerusalén. Si lees la historia, te darás cuenta de que, además de la dificultad general de la tarea, hay un ataque espiritual perpetrado a través del títere de Satanás, Sanbalat. Lee la historia y observa cuándo se producen los ataques: al comienzo del proyecto, a mitad de camino y justo al final. Estos son los momentos naturales de estrés, esfuerzo y fatiga en cualquier proyecto, y Satanás explota esto a su favor.
Además de la fatiga natural por la tenacidad de la lucha al principio, en medio y al final, Satanás también buscará atacar cuando estés físicamente, emocionalmente o mentalmente en riesgo. Puede que hayas tenido un día sombrío o acontecimientos estresantes, falta de sueño, la ruptura de una relación o un mal día de cabello, etc. Él tratará de aprovecharse de experiencias dolorosas pasadas que se desencadenan en tu vida, provocando mentiras que crees sobre ti mismo, Dios y los demás. Muy a menudo, la tentación ataca cuando estamos en nuestro punto más débil emocionalmente y ya estamos agotados. Veremos cómo sucede esto en la próxima lección, Hermanos de Sangre, y cómo puedes invitar a otros a que te ayuden en esta batalla.
Debido a tu debilidad, probablemente no te sientas cerca de Dios. Debido a tu susceptibilidad, tienes una excusa, "Dios, debiste haber sabido que no podía manejar esto hoy". Eso es lo que tu carne ha estado buscando - eso es lo que Satanás ha estado buscando - una excusa. Como cualquier presidente atestiguará, nada elimina la responsabilidad como la "negación plausible".
Así pues, se han añadido puntos de tensión a tus puntos de fractura naturales. Pero siendo un hombre de convicciones, todavía no eres un blanco fácil. Estás demasiado sobrio, y necesitarías un trago para soltarte. Durante estos tiempos de ataque espiritual, a menudo notarás que Satanás utiliza algo para inclinarte o disponerte físicamente a la lujuria. Puede ser un sueño gráfico la noche anterior o una conversación que escuchaste por casualidad. Por la razón que sea, la química burbujeante de tu cuerpo comienza a desbordarse e inundarse en dirección a la lujuria. Al igual que dar de beber a alguien para seducirlo, Satanás no pasa por alto la ventaja fisiológica.
Por último, todos tenemos debilidades y defectos personales. Tenemos cosas que nos tientan específicamente. Tenemos mentiras que somos más propensos a creer o racionalizaciones tras las que somos más propensos a escondernos. Estas también serán explotadas. De alguna manera, en medio de estas presiones, surgirá una oportunidad. Tendrás que tomar la decisión de mantenerte firme en el poder del Espíritu Santo. Así que, habiendo visto el método de la tentación, veamos cómo mantenernos firmes.
Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir (1 Corintios 10:13).
La promesa de un medio de escape conlleva algunas implicaciones lógicas. Si el gobernante omnisciente del universo nos proporciona una estrategia de salida, debe saber algo que nosotros no sabemos. Debe saber que se acerca una tentación que está más allá de nuestra capacidad de resistencia. Dado que Él tiene un coeficiente intelectual superior, generalmente no querrás dudar de Dios. Rechazar la ventana de escape es realmente ponerte - en lenguaje militar- en peligro.
Estos "días del mal" son calles sin salida. A lo largo del día, Dios te proporcionará rampas de salida para salir de la autopista: una oportunidad para salir de tu habitación, una llamada telefónica a un amigo de confianza para romper el aislamiento, lo que sea. Tendrás la tentación de evitar la salida. No sé por qué, pero lo harás. Pero debes salir de la autopista (eso me recuerda a una canción de AC/DC que no te cantaré). Sentirás cuando "el día" esté sobre ti. Por fe, necesitas estar buscando esas salidas, aún antes del momento de la tentación. Muchas veces, hay patrones comunes de situaciones, emociones y personas que “nos preparan” para volver al pecado. Veremos cómo sucede esto con más detalle en la próxima lección.
Hace algunos años recibí una llamada de un amigo que tenía uno de esos días. Estaba solo en casa, cansado y en uno de esos estados de ánimo en los que se sentía predispuesto físicamente a la lujuria. Cuando contesté al teléfono, me contó su situación y me dijo: "No he hecho nada malo, sólo tengo un mal presentimiento sobre hacia dónde parece dirigirse este día, y quería involucrar a alguien". Fue una buena decisión por su parte.
Romanos 13:14 dice “Más bien, revístanse ustedes del Señor Jesucristo, y no se preocupen por satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa”. Estas circunstancias hacen que nuestra mente maquine. La mejor manera de resistir es traer a alguien más a nuestros pensamientos.
En "La educación de un culturista", Arnold Schwarzenegger cuenta la historia de sus pantorrillas "enclenques, de hombre-niña", que aparentemente eran diminutas en proporción con el resto de su abultado cuerpo. Después de intentar ocultar esta deficiencia, adoptó la postura contraria. Se cortó toda la ropa de entrenamiento a la altura de las rodillas para que todo el mundo pudiera ver sus enclenques pantorrillas. Eso le obligó a hacer algo al respecto. Cuando llegue el mal día, abre de par en par las contraventanas de tu vida. Deja que todos vean tus pantorrillas antes de que tu mente conciba un plan para perseguir la lujuria. Una vez ideado el plan, es difícil detenerlo. Deja que alguien sepa que estás empezando a idear un plan. Utiliza el poder de la comunidad cristiana para ayudarte a resistir
En la búsqueda de la santidad, puede que fracases en una tentación con "T" mayúscula. No tienes por qué hacerlo. No deberías, pero podrías. El diablo es un vaquero. Dale una pulgada de cuerda, y la convertirá en un lazo. El éxito no consiste simplemente en ganar. Se trata de saber perder. Acabas de recibir un puñetazo y estás tendido en el suelo. Una parte fuerte de ti querrá quedarse ahí, pensando: "Bueno, ya que lo he estropeado, más me vale darlo todo y volver a ponerme en pie mañana".
Pero -y esto es fundamental- debes levantarte inmediatamente.
Si no lo haces, te resultará cada vez más difícil volver a levantarte. Debes recibir el perdón de Dios. ¿De qué te sirve, en tu mayor lucha, si no puedes recibir misericordia? Pregúntate a ti mismo: ¿Cuándo la necesitas más sino en este momento? Entonces, recibe el perdón de Dios. Reconoce a tu oponente: "Oye, ese fue un buen golpe, Satanás". Frótate la barbilla donde te dio el puñetazo. Escupe la sangre, ponte de pie y no sigas un fracaso con otro fracaso. Un fracaso es una anomalía en una vida de pureza.
Dos fracasos pueden restablecer un hábito poderoso. Este tipo de lapsus no es fácil. Habiendo llenado tu mente con pensamientos lujuriosos, la próxima semana será difícil. Pero no actúes. Después de una semana, puedes pensar que te has alejado lo suficiente, pero no desistas. Satanás buscará volver a involucrarte después de un período de tiempo, no mientras aún detestes lo que hiciste. Debes restablecer tu historial de pureza, y eso normalmente te llevará entre tres semanas y un mes.
A estas alturas, lo ideal es que hayas reclutado a un par de amigos o a tu grupo pequeño/estudio bíblico para que te acompañen en este viaje.
Esta semana, acércate a los amigos que están en este viaje contigo al menos tres veces. En tus conversaciones, hazles saber cómo estás emocionalmente, qué estrés estás sintiendo y qué tentaciones puedes estar enfrentando. A menudo, el aislamiento es un precursor de la vuelta al pecado sexual, así que empieza el proceso de romper el aislamiento.
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