Yo crecí en una familia no creyente y antes de conocer a Jesús, yo me sentía vacía, aunque, tenía “todo”, amor de padres, familiares, amigos, sustento, comida, casa, escuela, alumna promedio, parecía, que en mi vida todo marchaba bien, conforme a lo que dicta la sociedad, pero aún teniendo eso sentía que algo le faltaba a mi vida.
En la Universidad, como todo joven comenzaba la búsqueda y formación más a fondo de mi identidad, así que comenzaba con malos hábitos, ir a fiestas con amigos, salir a bailar, tomar, tener novios etc. Seguía al mundo. Y aún así seguía sintiendo un vacío en mi.
A finales del 2019, sentí ese grito de ayuda, entré en depresión, sentía que mi carrera no me gustaba, comencé a tener problemas con mi papá, me la pasaba deprimida, y sin ganas de ir a mis clases o a la Universidad, también comenzaba a sentirme sola, comencé a buscar ayuda, en amigos, familiares, pero de alguna manera no sentía que ese vacío se llenara, a pesar de que a mi lado tuviera a personas que me querían, y me apoyaron. Fue en ese momento donde decidí contarle lo que pasaba a una persona que de alguna manera yo sabía que había algo en él que lo hacía que fuera diferente a todos mis amigos y familiares, MI NOVIO , cuando lo conocí siempre notaba su hablar y manera de pensar diferente, entonces él me llevó un día a conocer a sus papás, y cuando los conocí ellos se presentaron diciendo “nosotros somos una familia que buscamos agradar a Dios” y entonces comprendí de dónde provenía ese comportamiento diferente de él, después comenzó a llevarme a la iglesia donde se congregaba y fue ahí donde conocí de Dios.
En Febrero de 2020 lo acepté en mi vida, para que Él comenzara a llenar esos vacíos que había en mi. Dios ha sido mi Padre, mi amigo, aquella persona que me ha guiado y me ha ayudado a superar cada una de mis pruebas, haberlo conocido, y seguir conociendo de su palabra me ha hecho una nueva persona, más alegre, comprometida, es mi Papá.
Recuerdo una vez que estaba sola en mi cuarto llorando porque me sentía con miedo, me sentía triste por el fallecimiento de mi papá, y me encontraba frustrada y hasta enojada, y recuerdo que en mi momento de desesperación, abrí mi biblia y me llamó la atención un versículo que estaba escrito al principio de mi biblia, era Isaías 41:10
En ese momento me salió una sonrisa y ahora lloraba pero porque sabía que Dios me estaba hablando. Casi casi como, ¡hey! no te olvides que yo estoy contigo.
Ya son más de 4 años que conozco de Dios, y Él ha suplido necesidades que sentía en mi, llenó ese vacío que había, Dios ha permitido que conociera a más hermanos en la fe, que para mi son de mi familia, me permitió llevar su palabra a otros Estados, me ha mostrado los dones que Él me otorgó para poder llevar su palabra y compartirla con más de sus hijos. De igual manera Dios puso en mi camino a mi novio, para conocer de un grupo de estudiantes cristianos llamado “Cru”, porque él me animaba mucho y me invitaba a las reuniones que tenía con los chicos, y sé que ahora mi vida tiene un propósito, seguir en mi crecimiento con Dios, y gracias a esta familia que es Cru he podido desarrollar más los dones que el señor me dio, para poder salir y cumplir con su gran mandamiento.
Ahora sirvo como pasante en el área de Estrategias Digitales en Cru, y he comenzado con mi proceso para ser misionera de tiempo completo. En mis 4 años anteriores no me hubiera imaginado, que desde ese día que le entregué mi vida a Dios, Él ya estaba preparando mi camino, para poder cumplir con su Gran Comisión, a través de medios digitales, llegar a más chicos universitarios que conozcan de Cristo, ha sido una gran aventura, y de gran bendición para mí vida, soy muy feliz de haber conocido y entregarle mi vida a Dios, porque aprendí que sin Él nada puedo hacer.
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