Mi historia: Una vida cambiada

El Club del 65%

El club del 65%

Recuerdo verla entrar al salón de clase muy seria y formal. De alguna manera me sentí intimidada, y si, durante el curso pre universitario es muy fácil sentirse así al contemplar todo un nuevo mundo que espera por devorar tu inocencia y cordura si de vida social y académica hablamos, o al menos, así fue para mí.

Dijo mucha información y datos estadísticos para introducirse a la clase, pero el que hizo abrir mis ojos a su máxima capacidad fue - “El 65% de las universitarias está en relaciones sexuales” - dijo ella, la catedrática.

Crecí dentro de una familia religiosa y yo era lo que consideraba “una buena niña”. Con calificaciones arriba del promedio, una que otra condecoración académica, servicio en mi Iglesia católica, buenos modales, conducta ejemplar y algunas cosas más.

El último año del bachillerato me trajo muchas experiencias nuevas entre divertidas y locas, en medio de esas, un primer mejor amigo que se convirtió en un primer novio meses después.

De un momento a otro seguí siendo “una niña buena” peeeero también una niña mala, era eso a lo que la gente llama “doble cara”.

Quizá habían transcurrido unos dos meses desde que abrí mis ojos legalistas al escuchar a aquella catedrática durante el curso, hasta el momento en el que ya yo me había unido al “club del 65%” como lo he autodenominado para esta historia.

El “club del 65%” me daba un aire de libertad, de diversión, de plenitud y de felicidad. ¿Qué más podía pedir? ¿Qué más tenía la vida que ofrecerme?, si ya con tan solo un semestre de vida universitaria parecía que lo había experimentado casi todo.

Para el segundo semestre, unos buenos amigos me invitaron al Movimiento de Vida Estudiantil (Un movimiento de estudiantes cristianos ahora conocido como Cru), - “algo religioso es” -, era todo lo que yo pensaba, y por qué no ir, si puedo vivir mi vida pero también amar a Dios.

Así fue como la lucha entre el “club del 65%” y mi deseo de conocer a Dios empezó.

En ese movimiento encontré estudiantes universitarios apasionados por conectar a las personas con Jesús, que van, comparten con otros la Verdad y buscan ayudarlos a convertirse en discípulos multiplicadores de Cristo.

Así fue, así empezó mi gran conexión. Dijeron que Dios tenía un plan perfecto para mi vida y que no había forma de conocer ni experimentar su plan y amor hasta que no decidiera entregar mi vida a Él, aceptar que Él fuera mi Señor y Salvador personal. En realidad lo único que pensaba sobre esas expresiones era que tenían una gran carga religiosa, con la cual yo no simpatizaba, sin embargo después de algún tiempo Dios se encargó de mostrarme que en verdad tales expresiones tienen una base bíblica que las respalda.

(Revisa por favor Juan 3:16, Juan 10:10, Juan 14:6 y Juan 1:12)

Entre tanto, tiempo después, durante un proyecto misionero en Trinidad y Tobago en 2013 decidí finalmente entregarle mi vida a Cristo.

 

Recuerdo haber expresado lo siguiente:

Señor Jesús, te necesito. Gracias por morir en la Cruz por mis pecados. Te abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Salvador y Señor. Gracias por perdonar mis pecados y por darme vida eterna. Toma el control del trono de mi vida. Hazme la persona que Tú quieres que yo sea. Amén.

Tengo la certeza que mi vida después de esto, no volvió a ser igual. Me di cuenta que cuando Dios quiere que tengamos una relación personal con Él, eventualmente va a quitar a cosas y personas que se interponen en ese camino, no es porque Él es egoísta sino porque esas cosas y personas no nos permiten crecer a la altura que Él quiere que lo hagamos.

Abandoné el “club del 65%” y poco tiempo después lo que antes consideré como imposible, sucedió, me uní en julio de 2014 como Staff Asociado a Cru, que es la organización de la que este movimiento es parte y entregué mi tiempo y talentos para servirle a Dios, mi vida nunca volvió a ser igual.

Sin duda alguna, Dios es siempre más de lo que nuestra mente puede imaginar y la única manera de descubrir cuán increíble puede llegar a ser nuestra vida es conociéndolo a Él.

Pensé que estaba enojado por quien yo era, lo que yo hacía y que iba a juzgarme y criticarme, o cualquier otra cosa peor pero en lugar de eso encontré amor, perdón, libertar, salvación y una vida nueva, sin duda me cautivó.



Eli Callejas

 

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