Cuando uno estudia un pasaje de las Escrituras, un patrón básico pero útil a seguir es el triple proceso de observación, interpretación y aplicación.
Esto es bastante sencillo: Observa lo que dice y describe el pasaje.
Primero, lee una porción de la Escritura y luego vuelve a hacer algunas observaciones iniciales sobre ella: ¿Quiénes son los personajes? ¿Qué ocurre? ¿Dónde se desarrolla? Revisa la parte de tu cerebro que alberga toda esa crítica literaria de la que hablaba tu profesor de español mientras hacías garabatos con tu nuevo lapicero de cuatro colores. Para refrescar la memoria, recuerda hacerte algunas preguntas básicas de observación: quién, qué, cuándo y dónde:
¿QUIÉN habla? ¿De quién se trata? ¿Quiénes son los personajes principales?
¿QUÉ tema o acontecimiento se trata en el capítulo? ¿Qué aprendes sobre las personas, el acontecimiento o la enseñanza?
¿CUÁNDO ocurren/ocurrirán los hechos o le ocurrió/ocurrirá algo a alguien?
¿DÓNDE ocurrió u ocurrirá esto? ¿Dónde se dijo?
¿POR QUÉ se dice o se menciona algo? ¿Por qué ocurrió/ocurrirá esto? ¿Por qué en ese momento y/o esa persona/gente?
¿CÓMO va a ocurrir? ¿Cómo se hará? ¿Cómo se ilustra?
Una vez que te hagas una idea de algunas de estas cuestiones, intenta estar atento a las palabras o frases clave, a las palabras repetidas, a los contrastes y comparaciones, y a los términos de resumen y conclusiones ("por eso", "por esta razón", etc.).
A menudo, la observación se desliza directamente hacia la interpretación. Pero, en sentido estricto, la observación se refiere a tratar de entender lo que se dice, mientras que la interpretación se refiere a entender el significado global.
A partir de lo que has aprendido en tu observación del texto, estás tratando de discernir un significado primario del pasaje: lo que el autor bíblico estaba tratando de comunicar y lo que Dios estaba tratando de comunicar a través de ese autor bíblico. Una manera particularmente provechosa de sacar estas cosas del pasaje es hacer preguntas como "¿Qué condición pecaminosa, rota o caída está siendo abordada o corregida por el pasaje?" "¿Cuál es el pecado más profundo que hay detrás de ese comportamiento?" y "¿Qué impulsó al autor a escribir este pasaje?". Tener en cuenta estas preguntas puede ayudarte a descubrir el significado principal del texto.
Entonces, ¿cómo se aplica el pasaje a ti y a los demás? ¿Y cuáles son algunas acciones que necesitas tomar para aplicar la Palabra de Dios directamente a tu vida?
Permíteme sugerir algo aquí. Creo que nuestras reflexiones tienden a saltarse el nivel superficial del comportamiento o de los hábitos que necesitan ser cambiados. Esto está bien, pero a menudo una aplicación más significativa reside en el nivel de nuestra relación con Dios: nuestra experiencia de su gracia o la confianza en su carácter o sus promesas. A la luz de esto, me gusta orar a través de ciertas preguntas que me ayudan a aplicar lo que he estado leyendo en mi caminar con Dios. Dios, ¿qué estás tratando de decirme a través de este pasaje?
¿De qué manera estoy buscando encontrar la vida en otras cosas además de ti, Señor?
¿De qué manera estoy buscando ganar tu favor en lugar de vivir por gracia?
¿Qué sugieren mis acciones que estoy creyendo erróneamente sobre tu carácter, nuestra relación y lo que has dicho en tu Palabra?
¿De qué manera necesitamos ser más íntimos en nuestra relación?
¿En qué sentido es Jesús la respuesta a mi problema?
Me gusta especialmente pensar en la última: ¿De qué manera Jesús proporciona una respuesta o solución a mi problema de pecado? Es difícil meterse en demasiados problemas teológicos con una pregunta como ésta.
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