Muchas personas son renuentes a decir a los demás que ellos están ayunando porque quieren evitar el pecado de los fariseos: ayunar sólo para ganar reconocimiento para sí mismos.
Creo que esa actitud es el resultado de una interpretación errónea de las enseñanzas de Jesús, "que el ayuno puede no ser visto por otros" (Mateo 6:18). Su punto es evitar el elogio propio, no el secreto total. Nuestro silencio erróneamente puede ser un truco del enemigo que no quiere que ayunemos, ni que compartamos con nuestros seres queridos y amigos los beneficios del ayuno.
Al aislarnos del apoyo de otros cristianos, seremos más susceptibles a influencias negativas y dudas. Necesitamos las oraciones de nuestros amigos cristianos y miembros de la familia que nos ayude a seguir cuando nos sentimos solos y cuando el enemigo nos tienta a abandonar.
Con el tiempo, la gente se dará cuenta de que no estás comiendo. Sin embargo, he descubierto que, a menos que veas a ciertas personas a diario, no les preocupa demasiado que te saltes una comida. Si alguien te pregunta, alguien que no sigue a Cristo puede quedar satisfecho con una respuesta tan breve como: “Tengo otros planes para el almuerzo de hoy”. Los cristianos deberían estar satisfechos cuando les respondes que estás ayunando.
Si sus amigos y familiares manifiestan preocupación por su salud, alivie sus temores diciéndoles que dejará de ayunar en el momento en que sienta que está dañando su cuerpo o si el Señor le indica que deje de ayunar. Dígales que está ayunando bajo el cuidado de su médico, lo cual le recomiendo que haga si tiene alguna pregunta sobre su salud.
Generalmente no hay razón para decirles a extraños o conocidos casuales que estás ayunando. Si lo haces, es posible que te hagan muchas preguntas que tal vez no quieras responder. Pero en cualquier caso, usa tu mejor criterio y la guía del Señor al contarles a las personas sobre tu ayuno.
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