Jesús comienza su camino a Jerusalén. Justo a las afueras de Jerusalén, hay multitudes con ramas de palmera y un burro. Se sube al burro y se dirige hacia Jerusalén. La multitud grita y vitorea.
La gente pone mantas y hojas de palma como un camino para Jesús. Algunos fariseos en la multitud bloquean el camino. Le dicen a Jesús que silencie a sus discípulos. Pero Jesús se ríe. Él les dice que si las multitudes estuvieran calladas, las piedras mismas llorarían.
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