La adolescente me entregó discretamente la nota adhesiva. Estaba hablando en un evento sobre mi experiencia con el sexting y la pornografía. La nota decía,
"Envié fotos mías desnuda a mi novio. Luego terminó conmigo. Para vengarme, se las envié a sus dos mejores amigos".
En el reverso de la nota, había escrito cuatro palabras,
"ME SIENTO TAN PERDIDA".
¿Alguna vez has pensado: "Si la gente supiera realmente lo que he hecho y quién soy, no me querrían"?
Este es el mensaje central de la vergüenza: la gente no puede amar a tu verdadero yo.
¿Te esfuerzas mucho por ocultar tus defectos y fracasos? No eres la única.
¿Levantas muros o te pones una máscara para evitar que la gente sepa quién eres realmente? No está sola.
La vergüenza es fundamentalmente una crisis de identidad. Las personas que luchan contra la vergüenza creen que no son dignas de amor y que son incapaces de hacer el bien.
Cuando se trata de sexualidad, la vergüenza toma algo que es bueno y lo distorsiona.
La sexualidad sana no puede estar arraigada en la vergüenza. No es posible.
La sexualidad sana se basa en la intimidad, que requiere una sensación de seguridad. La intimidad es conocer y confiar profundamente en otra persona. La vergüenza es exactamente lo contrario. La vergüenza y la intimidad no pueden coexistir.
Para experimentar una sexualidad plena, vibrante y sana, hay que hacerle la guerra a la vergüenza.
Cuando tienes problemas o tomas malas decisiones, la vergüenza te dice que te escondas. La vergüenza te dice que te protejas y finjas.
La Biblia narra la historia de Adán y Eva, el primer hombre y la primera mujer. En el Jardín del Edén, disfrutaban de una amistad íntima con Dios y no sentían vergüenza.
Con el tiempo, Adán y Eva desobedecieron las instrucciones de Dios, y su respuesta inmediata fue la vergüenza. Literalmente, se escondieron de Dios. Los seres humanos se han estado escondiendo de Dios desde entonces, especialmente en lo que se refiere a la sexualidad.
La vergüenza sexual entra en nuestras vidas de muchas maneras. A veces se debe a decisiones que hemos tomado, pero también puede ser causada por las acciones de otros.
Tal vez hayas sufrido abusos o agresiones sexuales. Como resultado de las acciones vergonzosas de otra persona, es posible que te preguntes si alguna vez podrás ser verdaderamente amada.
La vergüenza te dice que las personas que te rodean nunca pueden saber quién eres realmente te rechazarán. Te lleva a enmascarar tu verdadero yo y/o a aislarte.
La vergüenza es una profecía autocumplida. Asumes que la gente no te aceptará, así que te proteges de ser conocida para evitar el rechazo.
La vergüenza te hace resistirte a la intimidad. Cuando las personas se alejan, puedes sentirte justificada por no confiar en ellas.
A veces, las personas intentan borrar su vergüenza alejándose de la familia, los amigos, la iglesia y otros lugares que les recuerdan sus sentimientos negativos.
La vergüenza, por su propia naturaleza, ya aísla emocionalmente. No puedes superar la vergüenza aislándote y apartándote de todos los que te rodean.
La vergüenza se supera mediante relaciones honestas con los demás.
Si luchas contra la vergüenza sexual, ya sea por tus propias elecciones o por las acciones de otros, el primer paso para sanar es ser honesta. Cuéntaselo a alguien. Puede ser una perspectiva aterradora, por lo que es vital buscar una persona segura a la que contárselo.
¿Cómo reconocer a una persona o comunidad segura?
Confidencialidad. Puede ser formal, como un acuerdo de confidencialidad en un grupo de recuperación sexual, o informal, como la garantía verbal de alguien de que no compartirá tu lucha.
Si decides acercarte a un consejero, profesor, líder de la iglesia o alguien con una posición formal de autoridad, debes esperar confidencialidad. Sin embargo, tal vez quieras aclarar cualquier excepción que puedan hacer. En las escuelas y universidades, por ejemplo, puede ser obligatorio informar de cosas como el abuso sexual de un menor, la violación y la agresión sexual.
Compromiso. Sanar las luchas y heridas sexuales nunca es tan sencillo como una llamada telefónica rápida. Necesitas a alguien, o a un grupo de personas, que te acompañen en el proceso durante un largo periodo de tiempo. La verdadera recuperación y el cambio de vida llevan tiempo.
Honestidad. Busca una comunidad donde puedas compartir y sentirte validada. Necesitas un lugar donde puedas procesar tus pensamientos y sentimientos de forma que te lleven a una auténtica recuperación. ¿Son las personas de tu comunidad sinceras consigo mismas? ¿Están dispuestas a ser sinceras contigo, aunque no te guste?
La vergüenza se supera siendo honesta sobre tu dolor y los detalles de tus luchas o heridas. No intentes pasar por esto sola.
Selecciona a la persona o grupo que consideres más adecuado. Comprométete a asistir a la próxima reunión del grupo o queda con esa amiga para tomar un café.
Lee más artículos de esta serie. Deseo es una serie para mujeres que trata sobre las luchas sexuales, la vergüenza y el dolor. "¿De verdad tengo que contárselo a alguien?" contiene más información sobre cómo superar la vergüenza y encontrar una comunidad segura.
Para recursos sobre este tema para hombres, consulta la serie “Batalla contra la carne”.
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