Ha llegado tu tiempo de ayuno y oración. Te abstendrás de todos los alimentos sólidos y has comenzado a buscar al Señor. Aquí tienes algunas sugerencias útiles para tener en cuenta:
- Limita tu actividad física.
- Realiza ejercicio de forma moderada. Camina de uno a tres kilómetros al día si es conveniente y te sientes cómodo.
- Prepárate para experimentar molestias mentales temporales, como impaciencia, irritabilidad y ansiedad.
- Espera algunas molestias físicas, especialmente en el segundo día. Es posible que tengas breves dolores de hambre o mareos. La abstinencia de cafeína y azúcar puede causar dolores de cabeza. Las molestias físicas también pueden incluir debilidad, cansancio o dificultad para dormir.
Los primeros dos o tres días suelen ser los más difíciles. A medida que continúes ayunando, es probable que experimentes una sensación de bienestar tanto físico como espiritual. Sin embargo, si sientes dolores de hambre, aumenta tu ingesta de líquidos.
Un ejemplo de horario 5:00-8:00
Para obtener el máximo beneficio espiritual, reserva un tiempo suficiente para estar a solas con el Señor. Escucha Su guía. Cuanto más tiempo pases con Él, más significativo será tu ayuno.
Mañana
- Comienza tu día en alabanza y adoración.
- Lee y medita en la Palabra de Dios, preferiblemente de rodillas.
- Invita al Espíritu Santo a obrar en ti, a voluntad y según su buen placer, según Filipenses 2:13.
- Invita a Dios a usarte. Pídele que te muestre cómo influir en tu mundo, tu familia, tu iglesia, tu comunidad, tu país y más allá.
- Ora por Su visión para tu vida y por el empoderamiento para hacer Su voluntad.
Tarde
- Regresa a la oración y a la Palabra de Dios.
- Da un breve caminata de oración.
- Dedica tiempo a la oración intercesora por los líderes de tu comunidad y nación, por los millones de personas no alcanzadas en el mundo, por tu familia o por necesidades especiales.
Noche
- Busca un tiempo sin prisas para "buscar Su rostro" estando a solas.
- Si hay otras personas que están ayunando contigo, reúnanse para orar juntos.
- Evita la televisión, computadoras, tabletas, iPad, celulares u cualquier otra distracción que pueda disminuir tu enfoque espiritual.
Cuando sea posible, comienza y termina cada día de rodillas con un breve tiempo de alabanza y agradecimiento a Dios. También es vital establecer una rutina alimentaria. El Dr. Julio C. Ruibal, nutricionista, pastor y especialista en ayuno y oración, sugiere un horario diario y una lista de jugos que pueden resultar útiles y satisfactorios. Modifica este horario y las bebidas que consumes de acuerdo a tus circunstancias y gustos.
5 a.m. - 8 a.m.
- Jugos de frutas, de preferencia recién exprimidos o mezclados y diluidos en un 50% de agua destilada si la fruta es ácida. Se suelen preferir jugos de manzana, pera, pomelo, papaya, sandía u otras frutas. Si no puedes hacer tus propios jugos, compra jugos sin azúcar ni aditivos.
10:30 a.m. - 12 p.m.
- Jugo de vegetales frescos hecho a partir de lechuga, apio y zanahorias en partes iguales.
2:30 p.m. - 4 p.m.
- Té herbal con una gota de miel. Evita el té negro o cualquier té con cafeína.
6 p.m. - 8:30 p.m.
- Caldo hecho al hervir papas, apio y zanahorias sin sal. Después de hervir durante aproximadamente media hora, vierte el agua en un recipiente y bébelo.
Consejos sobre el ayuno de jugos
Beber jugo de frutas disminuirá tus dolores de hambre y te proporcionará energía de azúcar natural. El sabor y el impulso te motivarán y fortalecerán para continuar.
Los mejores jugos se hacen con sandía fresca, limones, uvas, manzanas, repollo, remolachas, zanahorias, apio o verduras de hoja verde. En clima frío, puedes disfrutar de un caldo de vegetales caliente.
Mezcla los jugos ácidos (naranja y tomate) con agua por el bien de tu estómago.
Evita las bebidas con cafeína. Y evita masticar chicle o mentas, incluso si tienes mal aliento. Estos estimulan la acción digestiva en tu estómago.
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