Mucha gente piensa que una relación de pareja cristiana es fome o que le falta aventura. Aunque hay muchos ejemplos que pueden reforzar este estereotipo, no significa que tu vida amorosa tenga que ser así.
Si crees que Jesús quiere que te encasilles en un molde absurdo que saque la gracia de tu vida amorosa, es hora de replantearte quién es Jesús y empezar a formarte una nueva mentalidad sobre lo que él desea para tu vida.
Él quiere que disfrutes del pololeo al máximo, y que empieces a establecer bases sólidas para que tu relación se desarrolle con el tiempo.
Establecer esa base es clave, y aquí hay dos preguntas útiles que deberíamos hacernos antes de que una relación comience a crecer de forma espontánea.
¿Van para el mismo lado?
Si la persona con la que estás saliendo parece ir en una dirección distinta a la tuya en algún aspecto, al principio puedes ignorarlo, pero con el tiempo, a medida que las diferencias se hacen más notorias, la tensión empieza a aumentar dramáticamente. Y cuanto más separados estén al terminar la relación, más doloroso será porque ya llevan más tiempo juntos.
"¿Vamos para el mismo lado?" Es una pregunta extremadamente importante. Cuando sales con alguien, esto es algo que debes considerar desde el principio. Te ahorrarás mucho dolor futuro si eres lo suficientemente honesto como para enfrentar los problemas potenciales que podrían terminar la relación lo antes posible.
Por supuesto, esto es especialmente crucial en el aspecto espiritual de tu relación. He conocido y conversado con muchas personas que se comprometen y deciden quedarse con alguien que simplemente no está al mismo nivel en su caminar con Dios, y cada vez, ha sido una receta para el desastre. Lamentablemente, los cristianos son consistentemente culpables de compromisos en esta área.
Independientemente de la situación, cuando un cristiano se compromete y se conforma con alguien que no tiene una pasión por Jesús, le esperan tiempos espirituales difíciles. Si van en direcciones espirituales opuestas, puede ser muy perjudicial para ambas partes involucradas si no se trata desde el principio.
Un cristiano que desea una relación sana y fructífera con Dios no tiene nada que hacer saliendo con alguien que no le interesa seguir a Cristo con todo su corazón.
¿Hay personas piadosas a tu alrededor?
La vida cristiana siempre debe experimentarse en el contexto de la comunidad y el compañerismo con otros creyentes, y nunca deberías pololear aislado.
Cuando comenzamos a separarnos o nos "separamos de la manada", por así decirlo, empiezan a surgir consecuencias negativas en nuestras vidas. Nuestros tres enemigos: el mundo, nuestra naturaleza pecaminosa o "carne", y el Diablo, pueden ganar influencia en nuestras decisiones de manera negativa.
Pero si involucramos de manera proactiva a otros creyentes que nos importan en nuestras vidas, a menudo pueden detectar áreas en las que podríamos estar propensos a comprometernos y caer en tentaciones.
Para las parejas, la tentación de aislarse aumenta con frecuencia y puede ser tentador excluir a otras personas, pero nunca es buena idea buscar el aislamiento cuando estás pololeando. Dejar fuera a amigos importantes o a familiares de tus esfuerzos románticos propaga todo tipo de problemas.
Necesitas gente piadosa en tu vida para darte equilibrio y perspectiva. Necesitas opiniones de gente más sabia que tú. Si quieres que tu relación sea saludable en todos los niveles, no puedes pololear en un vacío, sin la presencia de otros.
No estoy diciendo que tu relación de pololeo deba ser el asunto de todos, al punto que demasiadas personas te estén dando consejos no solicitados sobre cada detalle de tu vida. Eso sería extremo. Estoy diciendo que debes involucrar a las personas piadosas en las que más confías. Las personas que te harán las preguntas difíciles sobre cómo mantener la salud espiritual de tu relación.
A los hombres se les debería preguntar si están guiando a su polola hacia Jesús y si la están sirviendo de manera sacrificial. A las mujeres se les debe preguntar si están apuntando a su pololo hacia Cristo y animándolo a enamorarse de su Salvador.
Sin este tipo de preguntas, las motivaciones comienzan a resbalar, las defensas caen, y el hipnotizante señuelo del pecado puede infiltrarse rápidamente y envenenar una relación divina.
Una pareja aislada es una pareja en peligro, así que rodéate de hombres y mujeres piadosos que se preocupan por ti y por Jesús.
Si lo haces, estarás poniendo el tipo correcto de bloques de construcción que dan forma a una fundación, trayendo honor al Señor.
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Adaptado del libro de Shelby, soy una herramienta para ayudar con tu vida de noviazgo.
El texto a sido traducido para un contexto chileno.
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