Yo tengo 21 años y nació en la ciudad de Panamá, Panamá.
Mis padres son chinos. Consiguieron un restaurante aquí en Panamá, y debido a la enorme cantidad de trabajo que representa el funcionamiento de un restaurante y el poco tiempo que va a criar a un niño, tomó la decisión de contratar una señora para cuidar de mí.
Luego, por razones más bien confusos, decidieron dejarme su atención totalmente como mi madre sustituta. Mi nombre de familia no fue cambiado nunca, porque este "proceso de adopción" nunca fue formal. Como tengo memoria, siempre he vivido con mi familia panameña.
Como un niño, no estaba afectado por ser un niño adoptado, pero como conseguí más viejo, comencé preguntando, "¿por qué mis padres no querían que yo?" Me sentía muy incomprendido, cauteloso y sin esperanza. Me dije, "Si aún no confía en sus propios padres, que se suponen que más te gusta, entonces usted debe confiar en otros mucho menos."
Llegué a la Universidad Nacional de Panamá, escuela de enfermería, pero luego decidí cambiar y unirse a la escuela de psicología. Qué buscaba en esa carrera eran respuestas. Quería comprender la mente humana y por qué la gente hacía las cosas que hacían.
Mi primer año fue algo desastroso. No lograron adaptarse, y mi madre sufrió de insuficiencia renal crónica, que llegó a ser peor cada día. Además, mi padre llegó a ser postrado en cama, y era responsable del cuidado de mi pequeña sobrina.
Recuerdo llorar, porque no podía manejar el peso de ser el encargado de la casa. Se sentía muy deprimida y no se pudo encontrar paz dondequiera que fui. Todo parecía oscuro para mí.
En 29 de septiembre de 2012, me encerré en mi habitación. Recuerdo que había llorado sin parar durante cuatro horas. Yo quería llevar mi vida.
Al día siguiente, fui a la Universidad con grandes gafas de sol oscuras para cubrir mi cara hinchada. La gente empieza preguntando si había ocurrido algo, pero me sentía muy insegura acerca de decirle a nadie sobre lo que estaba pasando. Fui a la cafetería para tomar un chocolate, porque pensé que me podría ayudar un poco, para llenar ese espacio vacío en mi pecho.
Me senté en un banco y mantiene mirando por todas partes como si estuviera esperando algo o alguien. De repente, dos jóvenes se acercó y me preguntó si podría tener un poco hablan conmigo. Sin pensarlo, le dije "sí".
Fue Daniela Suarez y su discípulo Zoar Morales. Se me mostraron algunas fotos y preguntaron lo significan para mí. En ese momento, rompió llorando y le preguntó, "Si Dios existe, donde existen cosas malas en el mundo?"
John 3:16 me compartió y entonces me mostró las cuatro leyes espirituales. Llorando acepté a Jesucristo como mi Señor y Salvador.
A los pocos días me presentó a Solangel Jaramillo, líder del estudiante de estudiante en Panamá. En los últimos 5 meses, él y muchos otros me han mostrado la vida desde otra perspectiva.
Sin duda tener Christ en tu corazón no significa que tienes menos problemas pero que necesita más Dios. Tengo un propósito en la vida. Dios nunca me abandonado, aunque a veces sentía que él lo hizo. Me di cuenta que todo lo que había sucedido era necesario arrodillarse a los pies del Señor, a aceptar que somos pecadores y débiles, que hay cosas en nuestras propias fuerzas no podemos luchar.
Hay esperanza. El Señor oyó mi clamor. No estoy solo, y él me ama porque él envió a su hijo para pagar por mis pecados. Él secó mis lágrimas, y sigue me recogiendo cuando me enamoro.
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