El ejercicio más importante que un líder cristiano debe hacer es desarrollar los recursos espirituales necesarios para llevar a cabo las responsabilidades de su trabajo. Una base espiritual es la fuente - el manantial de nuestra vida y ministerio. Se puede desarrollar, deteriorar, reparar y expandir. Al final determina el aliento, la profundidad, duración y efectividad de nuestro ministerio.
1. Nuestra efectividad es el producto de quiénes somos.
En Lucas 6:43-45, Jesús dice: “No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.”
¿Qué podemos aprender de esta lección?
Primero, no podemos producir ni dar aquello que no está en nuestro corazón. Segundo, lo que hay en nuestro corazón está determinado por lo que “almacenamos” en él - bueno y malo. Salomón tenía mucha razón al escribir estas palabras: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.” (Prov. 4:23). Lo que sale del fondo del corazón está determinado por lo que ponemos dentro. El Salmo 119:9 dice que podemos guardar la Palabra de Dios en nuestros corazones. Lo que guardamos en nuestro corazón será lo que más nos defina. Tercero, nuestro ministerio hacia los demás es el desbordamiento de quienes somos y quienes estamos llegando a ser. Cuando las personas tienen hambre espiritual buscan vides y árboles de higo- no espinos ni zarzas. Si nosotros estamos caminando con Cristo de forma genuina y estamos ministrando de lo que tenemos guardado en nuestros corazones, el ministerio se realiza casi sin esfuerzo alguno.
2. Si no expandimos nuestra base espiritual nos enfrentamos al agotamiento.
Una buena fórmula para recordar esto es: “Si nuestros recursos son mayores que nuestras responsabilidades, nos vamos a aburrir. Si nuestras responsabilidades son mayores que nuestros recursos, nos vamos a agotar.” Si queremos tener un ministerio de crecimiento continuo, debemos comprometernos al desarrollo de una base espiritual adecuada que pueda absorber el incremento continuo de oportunidades. Puede que algunos líderes no se agoten, pero no han desarrollado su base espiritual lo suficiente para llevarlos a la siguiente etapa de su vida o ministerio. Se han “secado” y no tienen los recursos espirituales que los lleven al próximo paso.
3. Nuestra base espiritual determinará la longevidad de nuestra efectividad.
El Salmo 92:12-15 dice: “El justo florecerá como la palma, crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa del Señor, florecerán en los atrios de nuestro Dios. Aún en la vejez darán fruto, estarán vigorosos y muy verdes, para anunciar cuán recto es el Señor, mi roca, y que no hay injusticia en El.”
BARRERAS PARA DESARROLLAR UNA BASE ESPIRITUAL
1. Dones espirituales. Nosotros podemos correr los primeros años de ministerio con la energía de la juventud y nuestros dones espirituales, especialmente si nuestras habilidades son conocidas y están en demanda. Sin embargo, cuando las habilidades de un líder aventajan su espiritualidad, eventualmente, este se tambalea y cae.
2. Comprometidos con lo “básico”. Debido a que nosotros enfatizamos el discipulado básico, es más fácil dominar los métodos del ministerio que desarrollar una fortaleza espiritual genuina. Nosotros realmente no necesitamos desarrollar recursos espirituales profundos para poder manejar la mayoría de nuestras responsabilidades ministeriales. Cada año comenzamos con un grupo nuevo de “reclutas” a quienes podemos impartir lo que le enseñamos al grupo del año pasado. Realmente no necesitamos desarrollar una base espiritual para hacer esto.
3. Muy ocupado. Como líder, probablemente prefieres estar en donde está la acción en vez de tomar tiempo para orar, estudiar la Palabra de Dios, y estar quieto delante de El. Esto no es una acusación pero bien puede ser un hecho. Sin embargo, si no fortaleces tu vida espiritual, eventualmente se convertirá en vapor. Puede ser al final del semestre, al final del año, o al final de tu vida, pero finalmente sucederá.
4. Éxito en el ministerio. Irónicamente, el ministerio mismo puede estorbar en el desarrollo de nuestra comunión íntima con Dios. Si estamos experimentando éxito, es muy fácil concluir que estamos haciendo las cosas bien. Nos engañamos al pensar que en realidad no necesitamos de mucho desarrollo espiritual para ser efectivos.
ILUSTRACIONES DE UNA BASE ESPIRITUAL
• Una roca. Interesantemente, a Dios se le describe usando una variedad de palabras que nos dan una imagen mental de su carácter o sus habilidades. Uno de los nombres más comúnmente usados es “roca”. Por ejemplo, David escribió en el Salmo 18:2, “El Señor es mi roca, mi baluarte y mi libertador; mi Dios, mi roca en quien me refugio”. A Dios también se le describe como el fundamento de nuestras vidas. “El será la seguridad de tus tiempos, abundancia de salvación, sabiduría y conocimiento” (Isaías 33:6).
• Una fuente/pozo. En Juan 7:37 Jesús extiende una invitación a cada uno de nosotros cuando dice: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba y ... de lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva. Pero El decía esto del Espíritu...” En este pasaje Jesús identifica al Espíritu Santo como la fuente de la vida espiritual. Cuando reconocemos nuestra sed y venimos a El para saciarla, somos capaces de dar a otros de los recursos que El nos ha dado.
DESARROLLANDO UNA BASE ESPIRITUAL
Una base espiritual no se desarrolla durante un retiro de fin de semana ni en un tiempo devocional esporádico. Una base espiritual fuerte se construye y fortalece durante toda una vida. ¿Cómo podemos desarrollar una base espiritual?
1. Invierte largos períodos de tiempo delante del Señor.
El Salmo 23:3 dice: “El (el Señor) restaura mi alma”. La palabra ‘restaura’ significa regresar a su condición original - renovar. Nuestras almas se agotan con las presiones y responsabilidades de la vida. Al entregar nuestras vidas al trabajo del ministerio, se van agotando nuestra energía y recursos espirituales. En el Salmo 51:12,13 David oró: “Restitúyeme el gozo de tu salvación y sostenme con un espíritu de poder”. Necesitamos pasar tiempo diariamente con el Señor para llenar nuestras reservas y poder enfrentar las demandas del día.
2. Comprométete con la Palabra de Dios.
Salmo 19:7 dice: “La enseñanza del Señor es perfecta, porque da nueva vida.” La palabra de Dios, quizá más que cualquier otro componente, es lo que “llena nuestros tanques” y revive nuestras almas. Nuestra base espiritual se va desarrollando cuando aplicamos las Escrituras a nuestras vidas, línea por línea, precepto tras precepto. Prácticamente hablando, una de las cosas más fructíferas que podemos hacer es comprometernos personalmente a tener una estudio regular y sistemático de la Biblia. Sería de mucha ayuda estudiar un libro de la Biblia cada mes. Pablo concluye en 2 Timoteo 3:16,17 diciendo que es la palabra de Dios la que nos hace estar “equipado para toda buena obra”. La palabra de Dios es la que nos equipa para el ministerio. La gente viene a nosotros porque quieren la perspectiva de Dios sobre la vida - no tan sólo nuestras opiniones.
3. Vive una vida limpia.
El apóstol Pablo escribe en 2 Timoteo 2:21, “Por tanto, si alguno se limpia de estas cosas será un vaso para honra, santificado, útil para el Señor, preparado para toda buena obra”. Hay una conexión entre el valor de la palabra de Dios unido a una vida limpia - la vida limpia nos prepara para toda buena obra; la palabra de Dios nos equipa para toda buena obra.
4. Sé lleno del Espirítu Santo.
La vida cristiana es una vida sobrenatural. Muy pocas cosas son tan difíciles como el intentar hacer la obra espiritual con los recursos de la carne. El ministerio es simplemente permitir que Jesucristo ministre a través de nosotros mientras nosotros permanecemos en El.
5. Vive una vida íntegra y auténtica.
La gente está buscando personas “auténticas” para seguir - no perfectas. La integridad significa que actuamos ante los demás como somos en privado. El Salmo 78:72 dice que el Rey David “los pastoreó con un corazón íntegro...” Su base espiritual era una base de integridad. Jesús condenó a los fariseos en Mateo 23 por su falta de integridad. Ellos amaban las posiciones y los títulos del ministerio pero “no vivían lo que predicaban”.
DESARROLLANDO TUS RECURSOS
En Exodo 33:12-34:32 vemos una buena ilustración de la interacción entre Moisés y El Señor, y lo que hizo para construir su base espiritual. Veamos cuales fueron sus motivaciones para reunirse con Dios.
• Una necesidad no satisfecha. “Tú me dices a mí, ‘saca a este pueblo’ y tú no me has declarado a quién enviarás conmigo” (33:12).
• Un deseo por conocer la voluntad de Dios. “Si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino...” (33:13).
• Un deseo por conocer a Dios. “...para que te conozca...” (33:13,15,18).
PREPARACIÓN PARA REUNIRSE CON DIOS
• “Alísate dos tablas de piedra... y escribiré en ellas” (34:1). Nosotros venimos a Dios con una esperanza de oírle y un cuaderno, diario, etc. Cuando venimos a un tiempo devocional con un lápiz, esperamos oír a Dios mismo. No nos estamos reuniendo con un libro o un hábito. Nos estamos reuniendo con el Dios viviente.
• “Prepárate, pues, por la mañana” (34:2). Es interesante que si uno es una “persona madrugadora” o “persona trasnochadora”, el tiempo más efectivo para que la persona tenga su tiempo tranquilo con Dios es antes de que el atareado día comience. Marcos 1:35 retrata a Jesús levantándose “muy de mañana, siendo aún muy oscuro...”. En el Salmo 5:3 David escribió, “Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de tí, y esperaré.” En el Salmo 119:147, “Me anticipé al alba, y clamé; esperé en tu palabra”. No es que no nos podamos encontrar con Dios igual de bien a otra hora del día, pero cada una de nuestras historias personales prueba el hecho de que generalmente no lo hacemos.
• “... sube de mañana al monte Sinaí, y preséntate ante mí...” (34:2). Hasta que el tabernáculo fuera construido, el Monte Sinaí fue el lugar en que habitaba Dios. ¿Tienes un lugar especial para encontrarte con el Señor? Tu “Monte Sinaí” quizás sea tu estudio, tu recámara o el McDonald’s.
• “Y no suba hombre contigo” (34:3). Un tiempo tranquilo no es una función en grupo - es un tiempo para estar a solas con el Señor.
REUNIÉNDONOS CON DIOS
Después mira lo que pasó. “Entonces el Señor bajó en una nube y estuvo allí con Moisés, y pronunció su propio nombre.” (34:5). Dios en realidad descendió y se encontró con Moisés y le dijo cómo es El - misericordioso, compasivo, clemente, amoroso - y en respuesta, Moisés se inclinó en adoración. Moisés confesó su pecado y le pidió a Dios tomar Israel como su herencia (34:8-9). Dios también le dio a Moisés sus palabras. El personalmente instruyó a Moisés. Suena como un gran tiempo devocional, ¿no es verdad?
RESULTADOS DE REUNIRSE CON DIOS
Miremos la posdata en 34:29-32. Como resultado de reunirse con el Señor, Moisés estaba radiante - experimentó un cambio interno - y tenía recursos “...a los cuales mandó todo lo que Jehová le había dicho en el Monte Sinaí” (34:32). Muchos creyentes quieren tener recursos espirituales pero no se han reunido con Dios, y así no tienen nada que dar. Si queremos tener recursos es imperativo buscar los recursos.
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