Soy un camarero terrible.
No es la clase de servicio de alimentos. El tipo inquieto, impaciente, I-can't-believe-this-is-happening-to-me.
Así, después de esperar más de 30 años para casarse, espera una gran sensación de alivio para caracterizar los primeros meses de matrimonio.
En medio de los desafíos de ajuste a casado-la vida típicas y las nuevas formas de comunicación reine la alegría de la esperanza cumplido y la agradable tranquilidad de haber dado vuelta la página. La espera terminó. ¿No fue?
En cambio, realidad situado en.
Otra temporada de espera me reunió en ese capítulo.
Llegó en la forma de la enfermedad misteriosa de mi esposo.
Mi esposo visitó médico después de médico. Hemos rastreado Internet. Buscamos a abogado.
Mantuvieron pasando por meses. Nada funcionó.
Amigos me aseguraron que pasaría antes de que supiera.
Las palabras "Dios es soberano" y "Él está en control" escaparon de mis labios, pero en el interior, todavía obsesionado con síntomas desconcertante de mi marido y trató de forjar plan tras plan que sería apaciguar mi preocupación temerosa.
Aislamiento se convirtió en mi defecto, e ira burbujas bajo la superficie.
Durante años, la firma de mi correo electrónico había cerrado mis mensajes con un simple verso: "esperar a Jehová; ser fuerte y deja que tu corazón tome coraje"(Salmo 27: 14). No puedo recordar lo que impulsó la elección en el pasado, pero he encontrado esas palabras particularmente desafiante en el presente.
"Ser fuerte..." Me sentí nada que incluso se asemejó a fuerza.
"Deja que tu corazón tome coraje..." Mi corazón parecía elegir desesperación sobre valor.
"Esperar en el Señor..." ¿Estaba yo realmente esperando?
Estamos todos bien informados de espera. Pregunte a cualquier persona y escucharás acerca de personas que esperan para puestos de trabajo, para convertirse en los padres, para compañerismo, sanación, reconciliación, justicia, dirección. La lista sigue y sigue.
Al mismo tiempo fomenta la sociedad--incluso glorifica - gratificación instantánea carriles expresados, pasa rápido, al día siguiente envío, compre ahora, pague después.
En el exterior, consiguiendo lo que quiero, cuando quiero, suena genial.
Pero ¿realmente coincidan con lo que digo que creo?
Dios es un Creador todopoderoso, perfecto y soberano.
Que tengo que creer no cometer errores u olvidar o pasar por alto.
Así, es donde empecé, con el autor y consumador de mi fe.
Y durante este tiempo de la esperanza diferida, comencé a ver cómo Dios punto de espera en la fibra misma de nuestra existencia.
Como niños, anhelamos ser mayores, para disfrutar de la "libertad" atribuida a aquellos años que ofrecen licencias y diplomas y ese primer recibo de sueldo del conductor.
Como adultos, que normalmente esperar 40 semanas de un bebé a llegar, y entonces esperamos hasta que camina y habla y pasa de la necesidad de pañales.
Olvidar las cosas grandes, incluso pausar para que nuestro alimento que digerir, esperar a que nuestro pelo crezca, o nuestro raspaduras y cortes para sanar.
Las escrituras nos da historia tras historia de los hijos de Dios experimentan el anhelo profundo. La espera de la liberación, para la tierra prometida, el Salvador.
David escribió: "esperé pacientemente al Señor; y él inclinado a mí y oyó mi clamor"(Salmo 40: 1).
Jesús esperó. Podría haber llegado a la tierra como un hombre adulto de comenzar su trabajo inmediatamente.
En cambio, llegó como un bebé y no realizar un único milagro grabado por más de 30 años.
Él también podría han aumentado desde el muerto unos pocos segundos después de sucumbir en la Cruz. Sin embargo permaneció en el sepulcro 3 días, mucho a la consternación de su familia, amigos y seguidores.
¿Y su segunda venida? Sobre Pedro escribió, "el Señor no es lento sobre su promesa, según algunos cuenta lentitud, pero es paciente hacia usted, que no desean para cualquiera a perecer pero para que todos vengan al arrepentimiento" (2 Pedro 3:9).
Dios, también son un camarero.
Sin embargo él entrelaza espera con sus promesas.
El profeta Isaías escribió, "sin embargo, el Señor anhela tener misericordia Él se levanta para mostrarles compasión. Porque el Señor es un Dios de justicia. Bienaventurados todos los que le esperan!" (Isaías 30:18).
Continuó, "pero los que esperan en el Señor ganará fuerza nueva; se montan para arriba con alas como las águilas, se ejecute y no se cansa, que a pie y no ser cansados"(40: 31).
Pensando en esas palabras, yo no puedo sino observar un tema común: la espera de Dios.
No a la espera de su vuelta, pero para él. Su carácter. Su amor. Su gracia.
No lo que creo que estoy esperando.
Tener que esperar requiere me sentir la profundidad de mi necesidad y mi incapacidad para hacer las cosas solos.
Tener que esperar expone a quien confío y dependen.
Tener que esperar que permite para mi crecimiento, madurez y, a veces, la oportunidad de saborear las cosas que sólo pude disfrutar en ese momento único.
Teniendo en cuenta cómo generalmente responden a temporadas del anhelo, dan esos beneficios.
En cambio tengo momentos de foco obsesivo en lo que no tengo, quejándose enojado, comparaciones frenéticas. Básicamente, ser ensimismado.
Aún Dios se compromete resueltamente al proceso de lo que está haciendo en y a través de mí o no me doy cuenta de lo.
Él sabe lo que necesito. Él sabe cómo me siento. Y en su gran amor, él no cede a mis peticiones (ok, demandas) cuando sabe la grandeza de lo que tiene en mente en su lugar.
Él me pide mirar más allá de mí mismo. Él me pide que espere a que él y sus propósitos en su momento debido a que él es.
Incluso hoy en día, como mi carne exige respuestas (y diagnóstico), una pregunta más profunda me espera: ¿confío en Dios lo suficiente como para esperar por él?
El Dios Todopoderoso que ha redimido a su pueblo, derrotó a la tumba y preservado generación tras generación para que todos puedan venir al arrepentimiento, me invita a abrazar mis anhelos incumplidos, para bien o para mal, en la oscuridad de días, en los días llenos de alegría y de esta temporada de espera.
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