En la Sala de Espera de Dios

Juan 11

¿Cuántas veces estuviste en la sala de espera de Dios? ¿Y cuántas veces creíste que nunca ibas a obtener eso que tanto estabas esperando?

Yo he estado unas mil veces en este año (si no me equivoco) incluso, ahora lo estoy, en ésta crisis mundial.

El otro día leía Juan 11, la historia de María y Marta, dos mujeres que tenían a su hermano, Lázaro, muy enfermo. Ellas mandaron a avisarle a su amigo Jesús que estaba en otra ciudad (A 30 km de distancia) que se acercara a ver al hombre enfermo, pero Jesús no fue en el momento, se tardó tres días para llegar al destino y les dijo a sus discípulos que se iba a tardar más en su llegada porque de esa manera Dios iba a ser glorificado.

Me imagino la ansiedad e incertidumbre por la que habrán pasado las dos hermanas ¡Su amigo las había abandonado!. Al llegar a destino Jesús se entera que Lázaro ya había muerto, al escuchar esto, Él lloró, se acongojo, mientras Marta lo regañaba por no haber llegado a tiempo. Pero Él no lloraba por los retos de su amiga, sino porque vio cómo ella no creyó en lo Jesús podía hacer.

• ¿Cuántas veces le reclamaste a Dios?
• ¿Cuántas veces le dijiste acaso me abandonaste?
• ¿Cuántas veces dejaste de confiar en Su poder?
• ¿Cuántas veces fuiste Marta? 

Estas son preguntas que yo reflexioné en mi intimidad, y me encontré que muchas veces tuve la actitud de Marta, pero Dios siempre es bueno, siempre es compasivo y una vez más realizó el milagro en mi vida. Él nunca nos deja en una sala de espera para torturarnos, las salas de espera son tediosas (No lo voy a negar) pero es donde ahí se desarrolla nuestro carácter y nuestro Padre nos prueba en nuestra paciencia y confianza.

Por cierto, ¿ahora estás en una sala de espera? ¿Estás confiando en Dios? ¿Estás mejorando tu carácter o sólo te estás quejando? Vos decidís qué hacer en una, o jugas con los mil ladrillos, lees revistas o te quejas, lo que decidas es el fruto que sembraras en tu vida