Cada mañana comience mi día con una taza de café caliente. Mi compañero de piso hace una olla fresca a primera hora y tropezamos alrededor de la casa en silencio, tazas en la mano y sonrisas en nuestras caras como la cafeína comienza a hacer su trabajo.
Sin embargo, la semana pasada nos notaron la necesidad de una taza extra o dos para meternos por la puerta. Nos sentimos lentos, dolores de cabeza nos plagaban y trabajo sentía consumir. Cosas simples tomaron energía extra. Desconcertado, culpamos al cambio en las alergias estacionales, una semana loca en el trabajo y la necesidad de vacaciones.
Entonces, una noche, mi compañera tomó un vistazo a la nueva bolsa de café en nuestro gabinete. La explicación a nuestro problema fue deletreada hacia fuera en letras diminutas en esa bolsa: descafeinado.
Nos reímos sobre la confusión. Pero a la mañana siguiente nos dirigimos a la puerta con un muelle adicional en nuestro paso y una perspectiva fresca en el día. Muchas gracias, cafeína.
Hay muchos días cuando vivo en descafeinado espiritual: no confiar en el poder cambio de la obra del Espíritu Santo en mi vida, pero tratando de hacer las cosas espirituales para hacerme con ese día. Demasiado a menudo paseo por mi semana reunir para arriba el esfuerzo adicional para «ser» cristiano – tratando de obedecer todas las reglas, todavía falta la UMF que sólo el espíritu de Dios puede traer como me entrego a él.
Ignorar los signos de la autosuficiencia y me sorprende como la vida, Ministerio y las relaciones se convierten en más complicadas. Por lo que resolver, explicar mi uno mismo-dependencia con excusas: tal vez si trabajo a través de almuerzo voy quedar atrapado. Si sólo doy ese espacio por un tiempo, la tensión se fundirá.
Pero no hay poder espiritual aparte del espíritu de Dios. Finalmente, rompo, dándose cuenta de que no puedo vivir la vida cristiana por mi cuenta. Debo ser llenos del poder que sólo el espíritu de Dios puede traer.
¿Por qué me instalo un sustituto cuando el poder real proviene sólo de la original? Lo necesito cada día y en cada situación. Incluso desde el paseo de mi dormitorio a la cocina donde me espera mi taza de la mañana de joe regular.
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